The Reminder, el álbum clave de Feist que mezcla sensibilidad, folk-pop y melodías que siguen tocando fibras.
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Feist y The Reminder: el triunfo atemporal de una voz única
Antes de convertirse en uno de los rostros más visibles del indie-pop canadiense, Leslie Feist ya había dejado una marca inconfundible como parte del colectivo Broken Social Scene. Su voz, reconocible al instante, aportó calidez y textura en temas fundamentales del grupo. Pero sería con The Reminder —su tercer álbum solista— donde alcanzaría una resonancia global, transformando la melancolía en melodía pop con una frescura difícil de igualar.
En una edición histórica de los Juno Awards, el 7 de abril de 2008, Feist arrasó con cinco estatuillas: Álbum del Año por The Reminder, Artista del Año, Compositora del Año, Álbum Pop del Año y Single del Año por “1234”. Más allá del número de premios, lo que se celebró fue la vigencia de un disco que conectó sensibilidad, sofisticación y un carisma muy propio del indie de mediados de los 2000.
Publicado el 23 de abril de 2007, The Reminder significó un punto de inflexión para Feist. Su propuesta combinó arreglos delicados con una lírica íntima, construyendo un mapa emocional que se mueve entre la nostalgia, la ternura y un sutil halo de misterio.
“So Sorry”: apertura íntima
El álbum comienza con “So Sorry”, una canción minimalista que, con apenas una guitarra acústica y percusión suave, plantea una atmósfera de confesión. Feist canta desde un lugar de vulnerabilidad, ofreciendo disculpas sin dramatismo, con una ternura que desarma.
“1234”: cuando lo indie se volvió viral
El gran hit del álbum es, sin duda, “1234”. Con un estribillo pegajoso y un videoclip colorido que se volvió viral en los primeros días de YouTube, la canción llevó a Feist al mainstream sin perder su esencia y se afianzó en la cultura popular eventualmente cuando Apple la utilizó en su publicidad. Es pop con corazón folk, con arreglos sutiles y contagiosos. Rolling Stone elogió el álbum como “una fusión casi perfecta entre la intimidad del folk y la grandeza del pop”, y “1234” es la síntesis perfecta de esa afirmación.
“The Water”: el arte de la contemplación
En el otro extremo emocional del disco se encuentra “The Water”. Piano lento, atmósfera suspendida y una voz casi susurrada que invita a la introspección. Es una de las piezas más emotivas del álbum, donde Feist logra capturar belleza sin artificios. The Guardian elogió su “voz hipnótica y ahumada” y la “elegante sencillez” de sus composiciones, algo que se manifiesta con claridad en esta canción.
The Reminder fue recibido con entusiasmo por la crítica desde su lanzamiento. Aunque Pitchfork ahora solo se interese por otros géneros, en su momento lo calificó con un 8.7 sobre 10, destacando su capacidad para “equilibrar melancolía y alegría con precisión poética”. Y si bien el álbum nació en un contexto musical específico, no suena viejo: se mantiene actual, emocionalmente vigente y técnicamente elegante.
El paso arrollador de Feist por los Junos no solo coronó una etapa clave de su carrera: también fue un recordatorio (sí, inevitable juego de palabras) de que se puede hacer música genuina y conmovedora sin fórmulas forzadas. Años después, Feist sigue explorando nuevos territorios sin perder esa sensibilidad que la hizo única.
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